lunes, 26 de enero de 2009

LA ENTREVISTA


La entrevista es el recurso con más frecuencia utilizado en el proceso de selección; muchas veces resulta central y definitoria.
Operacionalmente, se trata de una situación bipersonal entre el selector y el postulante, con la intención de establecer una relación, acotada en tiempo y espacio, a través de la cual cada participante pueda obtener su propósito.


Para el selector es la oportunidad para “conocer” al candidato y poder detectar características personales, habilidades, experiencia, etc., que pueda contrastar con el perfil buscado.
Para el postulante, es una situación de evaluación, adecuada para poder desplegar los mejores recursos personales, satisfacer las expectativas del evaluador y conseguir el empleo para el cual se postula.
Etapas:

--Preentrevista
--Caldeamiento (Preparación)
--Desarrollo (Entrevista)
--Cierre
--Pos entrevista (Reflexión)

La secuencia propuesta reconoce una etapa de preentrevista, en la que el entrevistador se encuentra solo, sin el candidato; la entrevista propiamente dicha y una etapa de pos entrevista, en la que nuevamente se reencuentra consigo mismo.
La primera es preparatoria y la última es de reflexión. La entrevista propiamente dicha es la etapa en la que se entra en relación directa con el entrevistado; también en ella es posible reconocer tres momentos:

1) Caldeamiento
2) Desarrollo
3) Cierre y comentarios

Como instrumento para facilitar la tarea de selección, su propósito u objetivo es de conocimiento. Nos proponemos obtener información acerca de los aspectos personales referidos al ejercicio laboral, a su rol de trabajo.

Una entrevista de selección siempre tiene que ser una oportunidad de conocer al otro y observar cómo se conduce. Una entrevista semiestructurada es lo más aconsejable por razones prácticas, pero también por sus características propias.

Nuestro supuesto básico tanto en la evaluación psicológica como en la entrevista consiste en creer que esa “partecita” que estamos considerando es una expresión del todo. El todo al que nos referimos es el rol laboral, “pronosticar” cómo va a conducirse esta persona en su trabajo, en su rol laboral. Y la información a la que accedemos es sólo una muestra.

En todos los casos es importante mantener el buen clima de la entrevista.

Dentro del estilo personal, el hecho de hacerlo incluye respetar nuestras características de serenidad y con sentido del humor. Estamos trabajando y necesitamos hacerlo en el mejor nivel de comodidad y naturalidad posible.

La tarea del entrevistador consistirá en reformular en términos operativos cómo responde el entrevistado frente a tal o cual estímulo y en qué medida su respuesta lo ayuda o lo sabotea.

Si trabajan con una entrevista semiestructurada deberán considerar las áreas clásicas: intereses, formación, experiencia laboral, situación familiar, proyecto y otras específicas acordes con la búsqueda.

Si entrevistan a jóvenes profesionales, abordar la trayectoria laboral no tiene sentido; nos interesa, en cambio, su vida escolar y universitaria y qué actividades encararon paralelamente. Es posible explorar qué tipo de roles han desempeñado, para estimar qué transferencia podemos esperar.

Frente a cada tipo particular de búsqueda, resulta útil diseñar un esquema de áreas de interés y contar con preguntas disparadoras.

Con jóvenes profesionales sus roles son incipientes; por lo tanto, aún no pueden establecer la distancia que les permita objetivar, prever, anticipar.

Ejemplo de consigna: “Nosotros vamos a hablar durante 30 minutos, me interesa conocerlo en sus aspectos laborales y profesionales. Puede incluir áreas de interés, su constitución familiar, sus proyectos...”.

Tomar nota durante la entrevista es un hábito útil que además nos permite diferenciarnos del otro, nos permite pensar, subraya el encuentro como una situación de trabajo y la información adquiere carácter de material.


Etapas

Caldeamiento

El encuentro requiere preparación, adecuación, sintonía, elaboración de ansiedades, que pueden obstaculizar la tarea. Por esta razón, el caldeamiento condiciona el carácter de la entrevista. Es la base, define las reglas de juego.
Es importante explicitar lo que se espera del otro, sobre todo frente a personas sin experiencia que desconocen las expectativas usuales.

Afrontada con claridad, permite entrar en tarea sin carga, generando un clima activo de trabajo.
No es conveniente que el entrevistador brinde “de entrada” un montón de información acerca de las características, la cultura y los valores de la empresa, porque de esa manera está pautando las respuestas del otro.
La etapa inicial comprende el encuadre y el motivo de la entrevista (una entrevista de conocimiento, de selección, una primera entrevista, tomar contacto para conocerlo). Luego la información acerca de la posición por cubrir y de la empresa se incluyen al final.
Es necesario conocer primero los motivos que lo impulsan a una búsqueda o a un cambio y sus proyectos y ambiciones.

El entrevistador debe mantener el clima, guiando la entrevista e introduciendo estímulos si lo considera necesario, una vez que ha dado la oportunidad de expresión y orientación libres, tan sólo condicionadas por el enunciado inicial de los temas o por el motivo de la entrevista.


Desarrollo de la entrevista

La etapa central se caracteriza por una afluencia significativa de información por parte del postulante, que desempeña un rol activo y protagónico.

Si la tarea inicial se realizó adecuadamente, logrando resolver las ansiedades a través del enunciado de un encuadre claro y el establecimiento de un vínculo confiable, en este segundo momento el evaluador podrá ubicarse en su papel de observador participante centrado más que en el contenido, en el proceso a través del cual el postulante se muestra: cómo presenta temas, cómo resuelve los obstáculos que surgen (preguntas o relaciones entre los contenidos formulados por el evaluador).

La tarea del entrevistador es doble: por un lado, necesita ponerse en el lugar del otro, a fin de lograr puntos en común con la reconstrucción de la historia que el entrevistado está proponiendo.
En esta tarea resulta significativa la aprobación del entrevistado, ya que las preguntas subyacentes son:

- ¿Así es la historia que usted me está contando?
- ¿Es así como usted ve, comprende, juzga o interpreta la “realidad”, el papel que desempeñó en ella y el rol que tuvieron los otros?
- ¿Lo he comprendido correctamente?

La segunda tarea consiste en construir su propia versión, a partir del material obtenido, el comportamiento del entrevistado, las vicisitudes del vínculo que se está estableciendo entre ambos y sus propias características. El entrevistador interviene activamente en la configuración de los datos que genera a través de la relación con el postulante.

Conclusión y cierre

La etapa final de síntesis y devolución podrá ser afrontada nuevamente si la precedente fue fructífera, es decir si el entrevistador logró obtener una buena cantidad de material como para resolver las dudas y formarse una opinión acerca de las características personales del candidato, en relación con el motivo de la entrevista y, fundamentalmente, con el perfil buscado.

En esta etapa, el evaluador retoma su rol activo y brinda información satisfaciendo la curiosidad del postulante dentro de los límites de reserva acordados con el cliente. Las dudas y los interrogantes que el postulante presente acerca del puesto y de la empresa serán aclarados en esta etapa.

Es aconsejable efectuar devolución sobre los aspectos manifiestos de la conducta, en relación con el perfil o independientemente de él. Es deseable que la información brindada pueda apoyarse en datos que el postulante pueda reconocer. Valorizando lo que tiene, se le pueden señalar otros aspectos que operen como limitaciones, utilizando términos descriptivos más que valorativos.

Ejemplo: “En relación con lo que estamos buscando usted cuenta con esto..., hay algunos aspectos favorables... tales y cuales, y otros no... por ejemplo...”.

La síntesis final a la que arriba el selector constituye un juicio preliminar a veces final, acerca del candidato.

Resulta deseable que pueda pensar –discriminadamente- en qué se basa y por qué razones llega a la conclusión de seguir o no seguir adelante con el postulante.

Como entrevistadores nos interesa explorar en esta parte final qué interrogantes se plantea el entrevistado acerca del sentido de la vida, cuáles son sus metas, si tiene aspiraciones de trascendencia, cuál es su escala de valores.


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